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Hernias discales: tipos, síntomas y diagnóstico

Las hernias discales representan un trastorno de salud común que afecta la columna vertebral de personas de todas las edades. En cifras globales, entre el 80% y el 90% de la población experimentará dolor de espalda en algún momento de su vida,  y 9 de cada 10 de esas personas lo tendrán por culpa de una hernia discal siendo las hernias discales las responsables de una proporción considerable de estos casos.

Este artículo desglosaremos de forma más detallada los tipos de hernias discales, sus síntomas, cómo se diagnostican y las opciones de tratamiento existentes.

¿Qué es una hernia discal?

Una hernia discal, conocida también como hernia de disco, sucede cuando todo o una parte de un disco intervertebral se desplaza de su lugar habitual en la columna vertebral.

Estos discos, situados entre las vértebras, funcionan como amortiguadores, facilitando el movimiento y la flexibilidad de la columna. Cuando una hernia discal ocurre, el material del disco puede ejercer presión sobre los nervios adyacentes, causando un dolor agudo en la espalda, así como sensaciones de quemazón y entumecimiento.

La hernia discal se produce cuando todo o parte de un disco de la columna se sale de su lugar

Tipos de hernias discales

Las hernias discales pueden clasificarse en función de la región de la columna afectada y el modo en que se deforma el disco vertebral. Los tres tipos principales de hernias discales son:

Hernia discal cervical:

Esta es una afección en la que uno de los discos de la columna cervical (la parte superior de la columna que comprende el cuello) se ha desplazado o herniado. Esto puede causar una variedad de síntomas dependiendo de qué nervios se vean afectados. A menudo, los pacientes experimentan dolor en el cuello, que puede irradiarse a los hombros, brazos y manos. Otros síntomas pueden incluir debilidad muscular, entumecimiento y hormigueo en los brazos o manos.

En casos severos, puede haber problemas con la coordinación y el equilibrio, y dificultades con funciones más complejas como la escritura o la manipulación de objetos pequeños.

Hernia discal torácica:

Aunque menos común debido a la estabilidad y menor movimiento en esta región de la columna, puede suceder que un disco en la columna torácica (la parte media de la espalda) se hernie. Los síntomas de una hernia discal torácica pueden variar enormemente dependiendo de su ubicación exacta, pero a menudo incluyen dolor en la parte superior o media de la espalda que puede irradiarse al pecho o al abdomen.

En algunos casos, puede causar alteraciones en la sensibilidad de la piel y, en situaciones más graves, puede afectar las piernas y causar debilidad o parálisis, aunque esto es raro.

Hernia discal lumbar:

Este es el tipo más común de hernia discal. Ocurre en la columna lumbar, que es la parte baja de la espalda. La hernia discal lumbar puede causar dolor intenso en la espalda baja, y este dolor puede irradiarse o extenderse a los glúteos, piernas y pies a través del nervio ciático (ciática).

Los pacientes también pueden experimentar debilidad en las piernas, así como entumecimiento u hormigueo.

Serie de imágenes que muestran la progresión de un disco vertebral desde su estado saludable hasta una condición de hernia discal.

Además, las hernias discales se categorizan en tres tipos según la forma en que se deforma el disco vertebral:

  1. Hernia discal protruida: Esta es una condición en la que el disco se ha deformado de tal manera que se expande más allá de su lugar normal entre las vértebras, pero el núcleo pulposo (la parte interior suave del disco) aún está contenido dentro del anillo fibroso (la capa exterior más dura del disco).
  2. Extrusión discal: En este caso, el núcleo pulposo se ha desplazado a través de un desgarro en el anillo fibroso pero aún permanece conectado a él. La extrusión discal puede resultar en un mayor grado de presión sobre los nervios cercanos, lo que puede provocar síntomas más severos.
  3. Hernia discal secuestrada: Esta es la forma más grave de hernia discal. Sucede cuando una porción del núcleo pulposo no solo se ha desplazado a través del anillo fibroso sino que se ha separado por completo del resto del disco. Los fragmentos del disco pueden entonces migrar hacia arriba o hacia abajo a lo largo del canal espinal, lo que puede causar síntomas muy severos, incluyendo dolor intenso, debilidad y entumecimiento.

Es importante recordar que el tratamiento para las hernias discales puede variar dependiendo de la ubicación y tipo de la hernia, así como de la gravedad de los síntomas. Aunque la cirugía puede ser necesaria en algunos casos, muchos pacientes pueden encontrar alivio con tratamientos conservadores como fisioterapia, medicamentos para el dolor y modificaciones del estilo de vida.

Síntomas

Los síntomas de las hernias discales pueden ser bastante variados, dependiendo de varios factores como la ubicación de la hernia discal, la gravedad de la misma y la presión que ejerce sobre los nervios circundantes. :

1.Dolor intenso en la zona de la espalda afectada: El dolor de una hernia discal suele ser agudo y constante. Este puede intensificarse con ciertos movimientos o posturas y aliviar con el reposo. El dolor puede localizarse en un área específica de la espalda, pero también puede irradiarse a otras áreas. Por ejemplo, una hernia discal cervical puede causar dolor en el cuello, hombros, brazos y manos, mientras que una hernia discal lumbar puede causar dolor en la parte baja de la espalda, glúteos, muslos, piernas y pies.

2. Dificultades para mover el cuello, levantar los brazos, agacharse o girar en la cama: Las hernias discales pueden limitar la movilidad y afectar la flexibilidad de la columna vertebral. Los pacientes pueden experimentar rigidez en la espalda, dificultad para doblar el cuello o la espalda, y dolor al realizar movimientos que implican las vértebras afectadas.

3. Sensación de debilidad en los brazos, glúteos o piernas: La debilidad en estos grupos musculares puede ser resultado de la compresión del nervio afectado por la hernia discal. Por ejemplo, una hernia discal en la columna cervical puede causar debilidad en los brazos y las manos, mientras que una hernia discal lumbar puede causar debilidad en los glúteos y las piernas.

4. Adormecimiento u hormigueo en los brazos, manos, glúteos o piernas: Este es un síntoma comúnmente asociado con las hernias discales y es una señal de que un nervio está siendo presionado por el disco herniado. Dependiendo de la ubicación de la hernia, este adormecimiento u hormigueo puede sentirse en diferentes áreas del cuerpo.

5. Sensación de ardor a lo largo del recorrido del nervio ciático: Este síntoma, conocido como ciática, es común en las hernias discales lumbares y se debe a la irritación del nervio ciático, el nervio más largo y grueso del cuerpo. La ciática puede causar dolor, ardor, hormigueo y debilidad en cualquier punto a lo largo del recorrido del nervio, que va desde la espalda baja hasta los glúteos, las piernas y los pies.

Además de estos síntomas, es posible experimentar otros menos comunes como alteraciones en la función de la vejiga y del intestino en caso de compresiones nerviosas muy severas. En cualquier caso, si se experimentan síntomas que podrían indicar una hernia discal, es esencial buscar atención médica inmediata para evitar complicaciones y comenzar un tratamiento apropiado.

Diagnóstico

Un neurocirujano especializado en columna vertebral puede diagnosticar una hernia discal a través de la observación de los síntomas y del examen físico del paciente. Pero ese diagnóstico suele ser confirmado mediante pruebas como la tomografía o la resonancia magnética, que pueden evaluar con exactitud en qué disco se localiza la hernia, el espesor del mismo y de qué tipo de hernia se trata.

El diagnóstico de las hernias discales es un proceso multifacético que generalmente implica un análisis detallado de los síntomas del paciente, un examen físico exhaustivo y pruebas de diagnóstico por imagen.

Evaluación de los síntomas: El proceso de diagnóstico comienza con la discusión detallada de los síntomas. El paciente debe proporcionar una descripción precisa de su dolor y otros síntomas, incluyendo su ubicación, intensidad, frecuencia, factores desencadenantes y medidas que proporcionen alivio. También es importante discutir el historial médico del paciente, incluyendo cualquier lesión previa, enfermedades y tratamientos médicos recibidos.

  1. Examen físico: El médico realiza un examen físico para evaluar la movilidad, la fuerza, la sensibilidad y los reflejos. Este examen puede incluir pruebas de estiramiento para evaluar la flexibilidad de la espalda, pruebas de fuerza para evaluar la debilidad muscular y pruebas de sensibilidad para detectar áreas de adormecimiento u hormigueo.
  2. Pruebas de diagnóstico por imagen: Las pruebas de imagen son esenciales para confirmar el diagnóstico y determinar la ubicación y el tipo de hernia discal. La resonancia magnética (MRI) es la prueba más comúnmente utilizada ya que proporciona imágenes detalladas de los tejidos blandos, incluyendo los discos intervertebrales y los nervios espinales. La tomografía computarizada (CT) puede proporcionar imágenes detalladas de los huesos de la columna vertebral y se utiliza a menudo en combinación con una mielografía, una prueba que implica inyectar un medio de contraste en el espacio subaracnoideo que rodea la médula espinal para resaltar las estructuras nerviosas en las imágenes.

3. Pruebas de electrodiagnóstico: En algunos casos, se pueden realizar pruebas de electrodiagnóstico, como electromiografía (EMG) y estudios de velocidad de conducción nerviosa (NCV), para evaluar la función nerviosa y muscular y confirmar que los síntomas están siendo causados por una hernia discal.

4. Pruebas de imagen avanzadas: En algunos casos, pueden ser necesarias pruebas de imagen avanzadas, como la discografía, una prueba que implica inyectar un medio de contraste en un disco intervertebral para ayudar a identificar discos dañados, o una tomografía por emisión de positrones (PET), que puede ayudar a identificar discos con alta actividad metabólica, lo que puede indicar inflamación o daño.

Es importante destacar que aunque las pruebas de imagen pueden identificar hernias discales, no todas las hernias causan síntomas. Por lo tanto, la correlación entre los hallazgos de las pruebas de imagen y los síntomas y examen físico del paciente es crucial para establecer un diagnóstico preciso.

Tratamiento

En general, en primer lugar los especialistas recomiendan reposo y un tratamiento con analgésicos. En muchos casos el tratamiento incluirá también sesiones de fisioterapia para mejorar la calidad de vida del paciente y ayudar a que retome sus actividades con normalidad.

En otros casos, sin embargo, será necesaria una cirugía de columna vertebral realizada por los mejores especialistas para revertir la presión ejercida en el nervio.

Tratamiento conservador:

En muchos casos, las hernias discales pueden tratarse de manera efectiva sin cirugía. Este enfoque conservador generalmente incluye una combinación de descanso, medicamentos y fisioterapia.

  • Reposo: Es importante limitar las actividades físicas que agravan los síntomas. Sin embargo, el reposo absoluto no se recomienda generalmente, ya que puede conducir a la debilidad muscular y otros problemas. Por lo tanto, se aconseja la actividad física moderada.
  • Medicación: Los medicamentos para el dolor, incluyendo analgésicos de venta libre como el paracetamol y los antiinflamatorios no esteroides (AINE), pueden ser efectivos para aliviar el dolor de las hernias discales. En algunos casos, se pueden recetar medicamentos más fuertes, como los opioides, para el dolor severo. Los corticosteroides, ya sea tomados oralmente o inyectados directamente en el espacio epidural alrededor de la columna vertebral, también pueden ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor.
  • Fisioterapia: Los fisioterapeutas pueden enseñar a los pacientes una variedad de ejercicios para fortalecer los músculos de la espalda y el abdomen, mejorar la flexibilidad y la postura, y promover la salud de la columna vertebral. La terapia física también puede incluir técnicas de manipulación de la columna vertebral, masaje, terapia de calor/frío, estimulación eléctrica nerviosa transcutánea (TENS) y otras modalidades.

Tratamiento quirúrgico:

Si los síntomas son severos, no responden al tratamiento conservador, o si la hernia discal está causando problemas neurológicos graves, puede ser necesaria la cirugía.

  • Discectomía: Este procedimiento implica la eliminación del tejido del disco que está presionando un nervio. La discectomía puede realizarse a través de una incisión abierta (discectomía abierta) o con técnicas mínimamente invasivas utilizando instrumentos especiales y una cámara diminuta para visualizar la columna (discectomía microendoscópica).
  • Fusión espinal: En algunos casos, puede ser necesario eliminar el disco completo y fusionar las vértebras adyacentes para estabilizar la columna. Esta es una operación más grande que tiene un tiempo de recuperación más largo.
  • Discos artificiales: En algunos casos, el disco dañado puede ser reemplazado por un disco artificial para mantener la movilidad de la columna vertebral.

Es importante recordar que la decisión de someterse a cirugía debe tomarse después de una discusión detallada con el médico sobre los riesgos y beneficios, y después de considerar todas las demás opciones de tratamiento.


Prevención de las hernias discales

La prevención de las hernias discales se basa en mantener una buena salud de la columna vertebral y en cuidar la biomecánica del cuerpo en las actividades diarias.

Algunas de estas recomendaciones son:

  1. Mantenimiento de una buena postura: Mantener una buena postura es esencial para proteger la columna vertebral de posibles daños. Esto se aplica tanto a la postura de pie como a la sentada. En posición de pie, debes mantener la cabeza alineada con los hombros y estos con las caderas. Al sentarte, especialmente si es durante largos periodos de tiempo, es importante tener un respaldo que apoye la curvatura natural de la espalda y mantener los pies apoyados en el suelo.
  2. Cuidado al levantar objetos: Al levantar cualquier objeto, independientemente de su peso, es importante hacerlo correctamente para evitar la tensión en la espalda. Esto significa doblar las rodillas y usar la fuerza de las piernas para levantar el objeto, manteniendo la espalda recta y el objeto cerca del cuerpo.
  3. Ejercicio regular: El ejercicio regular puede fortalecer los músculos de la espalda y del abdomen, que son esenciales para mantener la estabilidad de la columna vertebral. Actividades como la natación, el yoga y el pilates pueden ser particularmente beneficiosas. También es recomendable incluir ejercicios de estiramiento en la rutina para mejorar la flexibilidad de la columna.
  4. Mantener un peso saludable: El exceso de peso puede ejercer presión adicional sobre la columna vertebral, especialmente en la zona lumbar. Mantener un peso saludable puede ayudar a reducir este riesgo.
  5. Evitar el tabaco: Fumar puede contribuir al deterioro de los discos intervertebrales, aumentando el riesgo de hernias discales.
  6. Dieta saludable: Una dieta equilibrada y nutritiva es importante para mantener los huesos y tejidos del cuerpo, incluyendo los discos intervertebrales, fuertes y saludables. Específicamente, el calcio y la vitamina D son esenciales para la salud ósea.

Recordar estas medidas preventivas puede ayudar a proteger la salud de la columna vertebral y reducir el riesgo de desarrollar una hernia discal. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que algunas personas pueden estar genéticamente predispuestas a las hernias discales y que el envejecimiento natural también puede contribuir a su desarrollo.


Las hernias discales son una afección común de la columna vertebral que puede generar un impacto negativo significativo en la calidad de vida de los afectados, y requiere atención médica especializada para su manejo. En la Unidad Integral de Neurocirugía, liderada por el Dr. Manuel J. de la Torre Gutiérrez, comprendemos la importancia de abordar estos casos de manera oportuna y efectiva.

Nuestro equipo, formado por profesionales altamente cualificados, se dedica al tratamiento de las patologías de la columna vertebral y cerebrales de forma multidisciplinar. Dominamos no solo la última tecnología quirúrgica, sino también las indicaciones terapéuticas proporcionadas por las unidades de Dolor o Fisioterapia.

Estamos a la vanguardia de la tecnología quirúrgica y somos expertos reconocidos en el campo de la Neurocirugía.

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