El primer paso siempre suele ser el más difícil, pero, a su vez, el más importante. Un paciente que llega por primera vez a la consulta de un neurocirujano necesita una escucha activa, explicación y una buena exploración de parte del médico especialista.
Es importante saber cuándo es necesario pedir una cita con el profesional y cuál es el camino por recorrer desde que se diagnostica una patología, y cómo se ayuda a la asimilación y aceptación de cualquier lesión o enfermedad.

¿Cuándo acudir a la consulta de un neurocirujano?

Lo primero y más importante es saber exactamente qué es la neurocirugía, que puede definirse como la cirugía del sistema nervioso central y periférico.
Un neurocirujano, por lo tanto, trabajará con las patologías de columna, tales como las hernias discales y la estenosis, las lesiones del canal lumbar/cervical y los tumores de la médula espinal, entre otras dolencias.

cuándo acudir a la consulta de un neurocirujano

Existen varias causas por las que un paciente debería pedir una cita con un neurocirujano. Las dos principales son:

  • Sufrir un dolor súbito o crónico de cabeza y advertir que afecta al cráneo y al cerebro, el cuello, la espalda o la columna vertebral.
  • Sentir debilidad en brazos y piernas.

Hay que aclarar que en muchos casos el paciente no necesitará una intervención quirúrgica, pero la consulta rápida y temprana es vital ante estos síntomas para una evaluación integral que aporte un diagnóstico y un tratamiento que ofrezca tranquilidad al paciente. Un diagnóstico preciso es la base de un buen tratamiento.

¿Qué ocurre en la primera cita con un neurocirujano?

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Como en toda especialidad médica, en neurocirugía se llega a un diagnóstico correcto siguiendo unos pasos. Se trata de un proceso con tres etapas relacionadas entre sí.

  • La anamnesis: es el momento de las preguntas del médico y del relato del paciente. El interrogatorio, con partes pasivas, en las que el profesional solo escucha, y activas, donde el profesional va dirigiendo sus preguntas para empezar a definir la patología. Este es el paso inicial para saber cuál es el problema que sufre el paciente. El médico anotará toda la información recabada en una historia clínica.
  • Una vez concluido este primer diagnóstico, el médico realizará una exploración física para detectar las alteraciones que describe el paciente.
  • En una tercera etapa, tras recabar los datos de la anamnesis y la exploración, el neurocirujano elaborará una hipótesis sobre la posible enfermedad o lesión que afecta al paciente. En ese momento solicitará pruebas diagnósticas para confirmar o desestimar su hipótesis.

La neurocirugía tiene una particularidad respecto a otras especialidades médicas. Pese a contar con un correcto diagnóstico de la enfermedad, se suelen solicitar con frecuencia muchas pruebas diagnósticas complementarias de neuroimagen.
De esta manera, el neurocirujano podrá mejorar la estrategia a seguir en el caso de que finalmente la patología requiera de una intervención quirúrgica.