Seguro que todos han oído alguna vez su nombre, y que más o menos saben que el líquido cefalorraquídeo se encuentra en la cabeza, más concretamente en el cerebro. Pero es muy probable que pocos sepan explicar para qué sirve y cuáles son sus funciones.

Por eso hoy el blog se centra en esta sustancia que es esencial para el buen funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso. Les contamos a continuación todo lo que hay que saber sobre él.

¿Qué es el líquido cefalorraquídeo?

Se trata de un líquido, similar al plasma sanguíneo en lo que a composición y función se refiere, que circula por los espacios del cerebro y la médula espinal, así como entre dos de las meninges, que son las capas de tejido conectivo que protegen el cerebro y la médula.

El espacio por el que circula se denomina subaracnoideo, que es la capa que se encuentra entre las meninges. Es incoloro, aunque diferentes alteraciones e infecciones pueden dotarlo de diferentes tonalidades, siendo su coloración signo de la presencia de un problema.

El espacio por el que circula el líquido cefalorraquídeo se denomina subaracnoideo

El líquido cefalorraquídeo lo elabora un tejido en los ventrículos (espacios huecos) del cerebro que se llama plexo coroideo. Se encarga tanto de transportar nutrientes como de recoger las sustancias de desecho para su posterior eliminación del cuerpo.

Es una sustancia rica en glucosa, vitaminas, hormonas, aminoácidos, ácidos nucleicos, electrolitos, glóbulos blancos. Todos ellos componentes que permiten que todo el sistema nervioso central esté siempre bien oxigenado y nutrido.

Cómo trabaja

Como se ha indicado, son los plexos coroideos los encargados de producirlo, algo que hacen de forma continua para renovar una cantidad constante de la sustancia. Una vez creado, circula por los ventrículos laterales hasta el tercer ventrículo y después hasta el cuarto a través del acueducto de Silvio.

Desde allí fluye por el espacio subaracnoideo a través de un orificio conocido como orificio de Magendie y los orificios de Luschka, aberturas situada en el cuarto ventrículo cerebral que ponen en contacto el sistema ventricular y el meníngeo al comunicar con la cisterna magna del espacio subaracnoideo.

El líquido cefalorraquídeo es esencial para proteger el cerebro y la médula espinal

A partir de ahí circula por de las meninges a través de todo el sistema nervioso. Su ciclo vital, que en total es de unas 3 horas, termina cuando es reabsorbido por las granulaciones aracnoideas que conectan con las venas que hay en la duramadre, para pasar a formar parte del torrente sanguíneo.

Funciones

El líquido cefalorraquídeo es una sustancia esencial para proteger el cerebro y la médula espinal de golpes, mantener la presión interna estable, nutrir a las células del sistema nervioso central, transportar hormonas, desechar residuos y, en definitiva, garantizar que el “jefe del cuerpo” funcione adecuadamente.

Podemos establecer siete funciones principales que realiza el líquido cefalorraquídeo en su ciclo vital:

1. Nutrición del sistema nervioso central: se encarga de hacer llegar el oxígeno y los nutrientes a las células del cerebro y la médula espinal. Permite que el sistema nervioso central se alimente y respire.

2. Mantenimiento de la presión interna: es muy importante para mantener regulada la presión dentro del sistema nervioso central independientemente de los cambios que haya en el exterior. El cerebro y la médula sufren mucho si se producen cambios de presión.

3. Regulación de la homeostasis: garantiza que las concentraciones de los distintos elementos químicos dentro del cerebro y la médula espinal sean siempre estables, creando una especie de burbuja en la que no afecta la variabilidad de la cantidad de sustancias que hay fuera.

4. Eliminación de sustancias de desecho: se ocupa de recoger los desechos generados por las células después de que estas respiren y también todos aquellos posibles tóxicos que haya en el sistema nervioso central para trasladarlo fuera de las meninges y que sea eliminado del organismo..

5. Flotación del cerebro: el cerebro es un órgano que pesa algo más de 1 kilogramo, y para que esté constantemente lubricado y que no sufra golpes necesita del líquido cefalorraquídeo. Esta sustancia consigue que el cerebro esté constantemente “flotando” en la misma posición.

6. Acción del sistema inmunitario: protege de infecciones, ataques de bacterias, virus, hongos y parásitos al cerebro gracias a las células inmunitarias que contiene.

7. Transporte de hormonas: se encarga de hacer llegar a todo el sistema nervioso central las hormonas que necesita para que el cerebro y la médula espinal maduren y se mantengan en buen estado de salud.

¿Qué pasa si se pierde el líquido cefalorraquídeo?

Los síntomas de una fuga de líquido cefalorraquídeo pueden variar, pero a menudo incluyen:

  • Dolor de cabeza que empeora al sentarse o ponerse de pie y mejora al acostarse. Este es un síntoma clásico y se conoce como cefalea pospunción dural o cefalea ortostática.
  • Rigidez en el cuello.
  • Sensibilidad a la luz (fotofobia) y al ruido (fonofobia).
  • Náuseas y vómitos.
  • Cambios en la audición, como zumbidos en los oídos (tinnitus) o pérdida de audición.
  • Cambios en la visión, como visión borrosa o doble.
  • Mareos o vértigo.

La pérdida de LCR puede ser grave si no se trata, ya que puede llevar a complicaciones como meningitis (una infección de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal), daño cerebral o daño a los nervios espinales. Si se sospecha una fuga de LCR, se debe buscar atención médica inmediatamente.

¿Que se analiza en el líquido cefalorraquídeo?

Cuando se realiza un análisis del LCR, generalmente se examinan los siguientes aspectos:

  1. Aspecto: El LCR normalmente es claro y sin color. Si está turbio, amarillo o rosado, puede indicar una infección, sangrado o un aumento en la proteína.
  2. Glóbulos blancos: Estas células ayudan a combatir las infecciones. Un recuento elevado de glóbulos blancos puede indicar una infección, una inflamación, una enfermedad autoinmune o una enfermedad del sistema nervioso central.
  3. Glóbulos rojos: Normalmente, no debería haber glóbulos rojos en el LCR. Su presencia puede indicar una hemorragia.
  4. Proteína: Un nivel elevado de proteína en el LCR puede indicar una infección, una inflamación, una enfermedad autoinmune, un tumor o un sangrado. También puede ser un signo de una enfermedad del sistema nervioso central.
  5. Glucosa: La glucosa es un tipo de azúcar que el cuerpo utiliza como fuente de energía. Un nivel bajo de glucosa en el LCR puede indicar una infección bacteriana, fúngica o tuberculosa.
  6. Cultivos y tinciones: Se pueden realizar cultivos del LCR para detectar bacterias, hongos o virus. Las tinciones especiales también pueden ayudar a identificar ciertos tipos de bacterias y hongos.
  7. Pruebas para enfermedades específicas: Dependiendo de los síntomas del paciente, se pueden realizar pruebas adicionales para enfermedades específicas, como la meningitis, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Lyme, la neurosífilis, entre otras.

El análisis del LCR puede proporcionar información valiosa para el diagnóstico de una variedad de condiciones médicas. Sin embargo, también es un procedimiento invasivo que debe realizarse con cuidado y solo cuando sea necesario.

análisis del LCR

¿Qué cantidad de líquido cefalorraquídeo tiene una persona?

El sistema nervioso central de un adulto promedio contiene aproximadamente 125 a 150 mililitros de líquido cefalorraquídeo (LCR). Este líquido se produce y se reabsorbe constantemente, con el cuerpo produciendo alrededor de 500 mililitros de LCR cada día. El LCR fluye desde los ventrículos cerebrales hacia el espacio subaracnoideo que rodea el cerebro y la médula espinal, antes de ser reabsorbido en el torrente sanguíneo.

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