Tumores cerebrales benignos: qué son y cómo se tratan

Cuando se escucha hablar de un tumor cerebral, lo primero que se piensa es en una patología muy seria que puede ocasionar consecuencias muy graves para la salud de la persona que lo sufre. Si bien es cierto que la patología es complicada y hay que tomar medidas inmediatas para poder establecer los mejores tratamientos, también es verdad que es conveniente diferenciar entre los tumores cerebrales malignos y los tumores cerebrales benignos.

Qué es un tumor cerebral

Un tumor cerebral es una masa anormal de tejido en la que las células crecen y se multiplican sin el control de los mecanismos que habitualmente regulan las células normales. Se han documentado más de 150 tumores cerebrales diferentes, pero los dos grupos principales de tumores cerebrales se denominan primario, que es el crecimiento descontrolado de células derivadas de componentes cerebrales, y metastásico, en el que las que crecen son las células tumorales localizadas en otras áreas del organismo.

Una característica típica de los tumores cerebrales, a diferencia de tumores malignos de otras localizaciones, es que con poca frecuencia se diseminan fuera del sistema nervioso central.

Los tumores cerebrales primarios se originan en los tejidos del cerebro o en el entorno inmediato de este, y pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos. En cambio, los tumores metastásicos se consideran cancerosos y son malignos.

síntomas del tumor cerebral

Los síntomas de presentación dependen fundamentalmente del lugar donde crece el tumor. Los más frecuentes son dolor de cabeza, defectos neurológicos, como pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo; dificultades para hablar, epilepsia, alteración del comportamiento. Estos síntomas se deben fundamentalmente a la compresión generada por la masa tumoral y al edema (inflamación) que el tumor produce sobre el cerebro sano que lo rodea.

Tumores cerebrales benignos

Como ya se ha indicado, a diferencia de los tumores malignos, los benignos no son cancerosos. De forma general, los tumores cerebrales benignos tienen límites bien diferenciados y, en algunos casos, no están profundamente asentados en el tejido cerebral, por lo que pueden extirparse más fácilmente por vía quirúrgica. 

Las opciones y el abordaje quirúrgico depende del tipo de tumor y de dónde esté localizado. En muchas ocasiones, los tumores pueden tratarse también con métodos no invasivos.

Por lo general, no se considera que los tumores benignos pongan en riesgo la vida. Sin embargo, cuando se encuentran en el cerebro o la médula espinal, pueden generar problemas médicos graves, como daño celular, inflamación y aumento de la presión general dentro de la cabeza o sobre estructuras neurales específicas. Esto puede conllevar problemas de la vista, la audición y neurológicos, entre otros síntomas.

Tipos de tumores benignos

Dentro de los tumores cerebrales benignos se pueden diferenciar ocho tipos que son los de incidencia mayoritaria:

Meningioma: nacen de las capas de las meninges y son muy frecuentes (> 30%). La mayoría son benignos (grado I), no infiltrativos y de lento crecimiento. Pueden estar relacionados con alteraciones genéticas. Si el tumor se encuentra en un área en la que se puede intervenir, la cirugía es el tratamiento estándar. En algunos casos está indicada la radioterapia. El meningioma grado II tiene un comportamiento intermedio. El meningioma grado III es de comportamiento agresivo y la radioterapia está claramente indicada después de la cirugía. 

Cordomas: son tumores benignos de crecimiento lento que son más frecuentes en personas de 50 a 60 años. Sus ubicaciones más comunes son la base del cráneo y la parte inferior de la columna vertebral. Aunque estos tumores son benignos, pueden invadir el hueso adyacente y ejercer presión sobre el tejido neural cercano. Estos son tumores raros, que contribuyen a solo el 0.2 por ciento de todos los tumores cerebrales primarios.

Craneofaringiomas: suelen ser benignos, pero son tumores difíciles de extirpar debido a su ubicación cerca de estructuras críticas profundas en el cerebro. Por lo general, surgen de una porción de la glándula pituitaria (la estructura que regula muchas hormonas en el cuerpo), por lo que casi todos los pacientes requerirán alguna terapia de reemplazo hormonal.

Gangliocitomas, los gangliomas y los gangliogliomas anaplásicos: son tumores poco frecuentes que incluyen células nerviosas neoplásicas que están relativamente bien diferenciadas y se presentan principalmente en adultos jóvenes.

Tumores de Glomus yugular: con mayor frecuencia son benignos y generalmente se encuentran justo debajo de la base del cráneo, en la parte superior de la vena yugular. Son la forma más común de tumor glómico. 

Pineocitomas: son generalmente lesiones benignas que surgen de las células pineales y se presentan predominantemente en adultos. A menudo son bien definidos, no invasivos, homogéneos y de crecimiento lento.

Adenomas hipofisarios: son los tumores intracraneales más comunes después de los gliomas, meningiomas y schwannomas. La gran mayoría de los adenomas pituitarios son benignos y de crecimiento bastante lento. Incluso los tumores malignos de la hipófisis rara vez se extienden a otras partes del cuerpo. Los adenomas son, con mucho, la enfermedad más común que afecta a la hipófisis. Comúnmente afectan a personas de entre 30 y 40 años, aunque también se diagnostican en niños. La mayoría de estos tumores se pueden tratar con éxito.

Schwannomas: son tumores cerebrales benignos comunes en adultos. Surgen a lo largo de los nervios, compuestos de células que normalmente proporcionan el «aislamiento eléctrico» para las células nerviosas. Los schwannomas a menudo desplazan el resto del nervio normal en lugar de invadirlo. Los neuromas acústicos son el schwannoma más común, que surge del octavo nervio craneal, o nervio coclear vestibular, que viaja desde el cerebro hasta el oído. Aunque estos tumores son benignos, pueden causar complicaciones graves e incluso la muerte si crecen y ejercen presión sobre los nervios y, finalmente, sobre el cerebro. Otros lugares incluyen la columna vertebral y, más raramente, a lo largo de los nervios que van a las extremidades.

Diagnóstico

diagnóstico del tumor cerebral

En Equipo de la Torre realizamos el diagnóstico del tumor cerebral mediante pruebas de imagen como la Tomografía Computerizada (TAC) o la Resonancia Magnética (RM). Ambas indican el tamaño y la localización de la lesión y pueden, asimismo, sugerir la naturaleza del tumor, aunque no aporten certeza total sobre el mismo.