En el lenguaje social se suele nombrar a la curvatura de la espalda como joroba, giba o chepa. Sin embargo, esta patología tiene su nombre propio en el lenguaje médico: cifosis dorsal.

Se trata, básicamente, de la acentuación en la curvatura de la mitad superior de la espalda. En términos clínicos es una alteración biomecánica en la que el arco fisiológico de la columna dorsal se ve aumentado. Ocurre por una debilidad de los huesos de la columna vertebral, que hace que se compriman. 

Por lo general, la cifosis dorsal es más habitual en mujeres que en hombres de mediana edad, aunque también pueden sufrirla los niños, y se acentúa con los años. 

Esta patología puede ser más o menos pronunciada. Cuando es muy exagerada se la conoce como hipercifosis.

¿Cómo se desarrolla y qué consecuencias tiene la cifosis dorsal?

Como ya hemos dicho, la cifosis es un trastorno postural que se agudiza con la edad. En los adultos mayores, la pérdida de la densidad ósea o la osteoporosis puede promover su aparición. ¿Por qué? Pues porque los cuerpos vertebrales colapsan progresivamente, aumentando la curva cifótica.

curvatura de la espalda: cifosis dorsal

Este trastorno está asociado a los estilos de vida. Sedentarismo y malas posturas llevan al desgaste y a la degeneración de los discos intervertebrales y, por ende, al aumento de la cifosis. 

Respecto a las consecuencias, se destacan las limitaciones funcionales – dificultad para realizar las actividades cotidianas como subir una escalera o levantarse de una silla- y las alteraciones musculoesqueléticas – postura adelantada de la cabeza, escápula alada y disminución de la altura-.

La cifosis también puede promover la aparición de hernias discales y fomentar el surgimiento de desequilibrios musculares (contracturas musculares dorsales e interescapulares).

Además, como cualquier trastorno físico, afecta al plano psicológico: una curvatura muy pronunciada de la espalda puede desencadenar en depresión y ansiedad. 

Tipos de cifosis, síntomas y diagnóstico

Hay cuatro tipos de cifosis:

  • Congénita: de nacimiento, aunque generalmente no presenta síntomas hasta la adolescencia.
  • Postural: relacionada a los malos hábitos posturales de la vida diaria. Los huesos y músculos se “acostumbran” a estas posiciones erróneas del cuerpo. 
  • Cifosis de Scheuermann: las vértebras toman forma de cuña, generando la curvatura de la columna vertebral.
  • Cifosis secundaria: aquella que ocurre por problemas secundarios, como puede ser una intervención quirúrgica, infecciones o fracturas.

Cuando la cifosis es leve o incipiente no suele presentar ningún tipo de síntomas. Los dolores y las molestias aparecen en estados más avanzados. 

Los pacientes que sufren este trastorno suelen padecer dolor en la parte central de la espalda, sensación de fatiga, mayor sensibilidad en la columna, aumento de la rigidez en la columna vertebral y  espalda con apariencia redondeada. En casos muy graves puede producir hasta dificultades para respirar. 

En lo que respecta al diagnóstico, es fundamental un exhaustivo examen clínico para establecer si el problema reside en una mala postura o si, realmente, se trata de un cambio estructural de las vértebras dorsales. 

Muchos médicos suelen realizar la prueba postural de Matthias, que consiste en que el paciente se ponga de pie con los brazos extendidos.Si logra mantener la posición durante más de 30 segundos, es un signo de buena postura. Si no alcanza los 30 segundos o ni siquiera puede adoptar la postura, es una primera evidencia de cifosis dorsal.

También son muy comunes los exámenes de rayos X para poder valorar el ángulo de Cobb, a partir de las posiciones de los cuerpos vertebrales. Si el ángulo encontrado es mayor de 40° grados, es un signo de aumento de la curvatura cifótica. 

Tratamiento 

la fisioterapia ayuda a combatir la cifosis

La cifosis suele corregirse con trabajos fisioterapéuticos. Los grupos musculares que contrarrestan la curvatura cifótica de la columna pueden fortalecerse. Entre los ejercicios más eficaces, aparecen:

  • Fortalecimiento de los extensores espinales, la musculatura interescapular y los estabilizadores del tronco.
  • Estiramiento de la cadena anterior de los hombros y el tórax.
  • Terapia manual enfocada en movilidad torácica.
  • Adopción de una adecuada postura a través de una técnica conocida como “reprogramación postural global”.
  • Ultrasonido, crioterapia y termoterapia.