Se conoce a la cola de caballo como la parte final de la médula espinal. Desde este lugar parten múltiples raíces nerviosas que dan sensibilidad a la zona de las piernas, entre otras funciones de vital importancia para el movimiento de músculos y órganos (vejiga, intestinos, órganos sexuales).  Esta parte final de la médula espinal se encuentra protegida por las últimas vértebras lumbares y el sacro. El síndrome de la cola de caballo ocurre cuando existe una lesión en estas raíces nerviosas.

No se trata de un síndrome medular, aunque imita, por su sintomatología, a lo que en neurocirugía se conoce como síndrome del cono medular.  El síndrome de la cola de caballo se produce, muchas veces, por una hernia del disco intervertebral en la columna lumbar. 

Hay otros factores que pueden desencadenar en el síndrome de la cola de caballo: anomalías neurológicas congénitas, infección, traumatismo o tumor de la médula espinal, estenosis vertebral, malformación arteriovenosa, y complicaciones después de una cirugía de columna, entre las más comunes.

Vale aclarar que el síndrome de la cola de caballo es una emergencia médica, por lo que requiere de atención inmediata. La cirugía es fundamental para aliviar la presión sobre los nervios y evitar que el paciente pierda la función motriz de la cintura para abajo.

Síntomas del síndrome de la cola de caballo

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Los síntomas de esta patología aparecen lentamente y de forma progresiva. Por eso es tan difícil diagnosticar de forma temprana. Por lo general, el síndrome de la cola de caballo produce:

  • Fuerte dolor lumbar en la parte más baja de la columna.
  • Debilitamiento en muslos y piernas, lo que produce, por ejemplo, dificultades para levantarse de una silla o de una cama. 
  • Debilidad y alteraciones en la sensibilidad de la cintura para abajo. Pérdida de reflejos en piernas, pies y nalgas..
  • Sensación de anestesia en la zona del periné, entre la región genital y el ano).
  • Problemas para orinar, como incontinencia urinaria, escapes de orina y/o retención de orina.
  • Disfunción sexual.

¿Cómo se diagnostica?

El neurocirujano le preguntará al paciente sobre sus síntomas y sobre su historial clínico. Luego realizará un exámen físico, que incluirá una inspección neurológica: examinación de reflejos, visión, estado mental y fuerza. Algunos profesionales realizan además un examen rectal para valorar la función del esfínter.

Si hay sospecha de un síndrome de la cola de caballo, el médico pedirá los siguientes estudios:

  • Una resonancia magnética para tener imágenes de estructuras internas del cerebro y columna vertebral.
  • Una tomografía computarizada para obtener imágenes de mejor calidad. 
  • Un mielograma, un examen de imagen que usa un medio de contraste especial para ver la columna vertebral y el área a su alrededor

En caso de que se diagnostique esta patología, el paciente deberá someterse a una cirugía de forma inmediata.

La cirugía

La cirugía para revertir un cuadro con este síntoma se puede realizar de dos maneras: 

  • Laminectomía: operación que se realiza para retirar una porción de una vértebra, llamada lámina.
  • Disquectomía: procedimiento quirúrgico para retirar parte de un disco intervertebral que esté ejerciendo presión sobre la columna vertebral o raíz nerviosa.

Toda cirugía requiere, una vez recibido el alta, cuidados de seguimiento para evitar efectos a largo plazo como la dificultad para caminar, problemas con la vejiga e intestinos, disfunción sexual y parálisis

En ciertas ocasiones,  los daños de un síntoma de la cola de caballo son irreversibles. A tal punto, que la cirugía no logra recuperar la función alterada.